Joshua Linacisoro
Linacisoro Design Top About Contact Shop



Open Wardrobe
Self Initiaded Project


Services: Product Design, Craftmanship (Welding, tube bending) and Photography 
Year: 2022
Location: Barcelona


(ENG)

Minimalistic open wardrobe in stainless steel for my room in Barcelona. Inspired in Marcel Breuers Laccio Table, using it on a daily basis made me consider many things on the way I consume.
Keep scrolling for a small essay.

(ESP)

¿Minimalismo? Guardarropa abierto en acero inoxidable para mi habitación en Barcelona. Inspirado en la mesa Laccio de Marcel Breuer, su uso diario me hace reflexionar sobre muchas cosas relacionadas con mi forma de consumir.
Sigue bajando para leer un pequeño ensayo.





⠀⠀

(ENG)

About Minimalism and Neopunk

I feel that the word minimalism is becoming ubiquitous. Everything is minimalist now. Zara claims to be minimalist. Alternatively, there are empty stores that claim to be minimalist. True minimalism does not mean emptiness; that would be void, almost nihilistic. So, why design if a space is empty?

However, I conceive minimalism as the elimination of the superfluous, the unnecessary, anything that doesn't add value to life – value in functional, aesthetic, and personal terms. Some may find great value in certain objects – a lamp, a pendant, a beautifully striking painting – though daring to define beauty rigorously.

Minimalism, in a deeper sense beyond the easy marketing term, is actually a profoundly anticapitalist movement. Instead of buying a new desk with every move, facing the impossible task of reassembling cheaply made furniture – instead of purchasing a new lamp every time one grows tired of seeing the same lamp everyone else has – or buying new clothes each season without any intention of repairing or maintaining good fabrics – minimalism advocates for timeless design; a Milá lamp that fills the room with warm light and good taste, a walnut solid wood table that can be repaired, Candiani denim pants, or shoes worthy of new soles.

I disliked the idea of needing more clothes, with closets full of clothing we've kept since my grandfather's time. The problem called for a comprehensive minimalism response. So, I decided to create an element that would force me to maintain an honest order – an order understood as a living thing, for a lived-in home, in contrast to the disarrayed closets of a home seeking an empty minimalism, akin to some unimpressive interior design magazines.

Therefore, I contemplated the shape of Marcel Breuer's table and understood its perfect structure. Forces from the weight get balanced, and I remembered Virgil Abloh's concept of modifying designs by only 3%, not ignoring the cultural design legacy. An open wardrobe where I only keep the clothes I love, the ones I already have. The ones I found in closets instead of stores. The ones I repaired if needed. All visible, right there.
(ESP)

Sobre minimalismo y neopunk

Siento que la palabra minimalismo comienza a ser omnipresente. Ya todo es minimalista. Zara afirma serlo. O bien, hay tiendas vacías que dicen ser minimalistas. El minimalismo en un sentido riguroso no significa vacío, eso no sería minimal, sería void. Nihilista más bien. ¿Y para qué diseñar, si un espacio está vacío?

Yo, sin embargo, concibo el minimalismo como la eliminación de lo superfluo. De lo innecesario. Aquello que no aporta valor a la vida. Valor comprendido en términos funcionales, estéticos y personales. Habrá quien encuentre mucho valor en determinados objetos. Una lámpara, un colgante, un cuadro que resulta bello — osado quien se atreva a definir la belleza con rigor.

El minimalismo, comprendido en un plano más profundo, más allá del término fácil para dar buen marketing, es en realidad una corriente profundamente anticapitalista. En lugar de comprar un escritorio nuevo con cada mudanza, sin poder afrontar la tarea imposible de volver a ensamblar un mueble de fabricación barato — en lugar de comprar una lámpara para cada vez que uno se cansa de ver la misma lámpara que todo el mundo tiene — en lugar de comprar prendas nuevas en cada temporada, sin intención de reparar o mantener las buenas telas — en lugar de ello, el minimalismo defiende un diseño atemporal; una lámpara de Milá que inunde de luz cálida y buen gusto la sala del abuelo, hijo y nieto — una mesa de madera maciza de nogal, que se pueda reparar — unos pantalones de denim Candiani o unos zapatos a los que merezca ponerles una nueva suela.

No me gustaba la idea de necesitar más ropa, con los armarios de casa llena de la ropa que hemos ido guardado desde la de mi abuelo. Precisamente el problema necesitaba una respuesta de minimalismo comprehensivo. Quise, pues, proyectar un elemento que me obligase a mantener un orden honesto. Un orden comprendido como una cosa viva — para una casa vivida, frente a los armarios desordenados de una casa que busca un minimalismo vacío, como el de algunas revistas de interiorismo sin mucha gracia.

Así pues, contemplé la forma de la mesa de Marcel Breuer y comprendí que su forma tenía una estructura perfecta. Las fuerzas para soportar el peso se equilibraban y por otro lado recordé a Virgil Abloh con su concepción de modificar diseños tan solo en un 3%. De no ignorar el bagaje cultural de diseño. Un armario abierto en el que solo tengo la ropa que me gusta, la que ya tengo. La que he buscado en los armarios en lugar de las tiendas. La que he reparado si hacía falta. Ahí, a la vista.